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La lucha del KKE contra el oportunismo La experiencia de los años 1949-1968

Por Makis Mailis, miembro del Comité Central del KKE, responsable de la Sección de Historia del KKE

 

 

En noviembre de 2011 se publicó en Grecia el segundo volumen del Ensayo de la Historia del KKE, después de un largo período de debate que tuvo lugar en todas las organizaciones del Partido y de la Juventud Comunista de Grecia. Este proceso se completó con la celebración de una conferencia a nivel nacional, el 16 de julio de 2011, que aprobó el texto final del Ensayo de la Historia.

El segundo volumen abarca el período 1949 – 1968. Recorre el período desde el fin de la lucha armada que llevó a cabo el Ejército Democrático de Grecia durante tres años y medio (12 de febrero de 1946-29 de agosto de 1949) hasta la Sesión Plenaria del Comité Central del KKE (5 – 15 de febrero de 1968), en que el KKE se escindió y los que desertaron del partido, y habían formado un grupo revisionista de derecha (eurocomunista), fundaron un nuevo partido llamado KKE (interno).

Aunque el período que abarca son los años 1949 – 1968, el Ensayo de la Historia del Partido se remonta a la década de 1940. Esto es porque los documentos del partido en el período que examinamos tratan también de modo exhaustivo la década de 1940, porque la deducción de conclusiones de entonces fue la condición previa para que el partido formara su política en las nuevas condiciones.

Los derrocamientos contrarrevolucionarios, que se culminaron en 1989 – 1991, obligaron a nuestro partido a examinar su acción y su historia más en profundo. Nos vimos obligados a profundizar la valoración histórica de las decisiones y las acciones del KKE en base a conclusiones fundamentales de los desarrollos negativos anteriormente mencionados que se incorporaron en las resoluciones de sus congresos en los últimos veinte años, especialmente en el 18º Congreso (2009).

El KKE considera que el estudio de su historia es elemento de su desarrollo puesto que la experiencia histórica hace que la acción del Partido para la organización de la lucha de clases por la abolición de la explotación de hombre por el hombre sea más incisiva y eficaz. En este sentido el estudio de su historia llega a ser un proceso de inspiración para la acción consciente.

La cuestión más básica que trata el Ensayo de la Historia es la estrategia del KKE. Los criterios para su evaluación son los siguientes ejes:

      1. Nuestra época es la época de transición del capitalismo al socialismo puesto que el capitalismo ha entrado en la etapa reaccionaria desde hace más de un siglo. Ha pasado sin retorno la época de las revoluciones democráticas burguesas que impulsaban el progreso social derrocando el poder de los feudales y eliminando los restos de las relaciones feudales de producción. El derrocamiento de la construcción socialista con el predominio de la contrarrevolución de 1989 – 1991 no desacredita esta acción sociopolítica revolucionaria como necesaria, vigente y como perspectiva.

      2. El carácter de la revolución no se determina por la correlación de fuerzas existente, sino por la maduración de las condiciones materiales por el socialismo. El nivel mínimo de maduración de las condiciones materiales existe también cuando la clase obrera es una fuerza minoritaria como porcentaje en la población económicamente activa, una vez que toma conciencia de su misión histórica con la formación de su Partido.

      3. Entre el capitalismo y el socialismo no existe ningún sistema socioeconómico intermedio por lo que no puede existir ningún tipo de poder intermedio.  El carácter del poder será o bien burgués o bien obrero (proletario). El punto de vista-posición de la posibilidad y de la necesidad de establecer un poder intermedio no se ha confirmado en ningún país.

      El 18º Congreso del Partido trató este asunto y subrayó que no se debe confundir el carácter del poder con los “momentos” transitorios del tiempo histórico y repitió la posición programática del 15º Congreso acerca de los “momentos” transitorios:

“En condiciones de culminación de la lucha de clases, de ascenso revolucionario del movimiento popular, cuando haya iniciado el proceso revolucionario, es posible que surja un gobierno como instrumento de poder popular con la aprobación y el consentimiento del pueblo luchador, sin que se lleven a cabo elecciones generales ni procesos parlamentarios. Este gobierno se identificará o le separará distancia típica del poder de la clase obrera y de sus aliados. (...)

Para nuestro Partido está claro que el carácter del poder es la Dictadura del Proletariado sin que se confunda con otras formas de poder intermedios. Es una cosa darse cuenta posteriormente, es decir a través de la investigación histórica, de las diferentes formas que pueden surgir del proceso durante el cual no se haya derrocado todavía el poder burgués pero que haya empezado su debilitamiento, su sacudida. Las formas que toman los niveles de la sacudida del poder burgués en cada momento histórico es un asunto de investigación histórica. Por ejemplo, los primeros gobiernos que se formaron por los frentes antifascistas en los países liberados por el Ejército Rojo, no fueron poderes obreros revolucionarios (Dictadura del Proletariado) sino contaron con la participación de fuerzas burguesas. Por eso rápidamente se desarrolló un conflicto sobre una cuestión del poder “quién gobierna a quién” y en la mayoría de los casos se resolvió con la conquista del poder obrero revolucionario (Dictadura del Proletariado). El curso de los acontecimientos no debe separarse de la existencia de las fuerzas del Ejército Rojo. (...) Pero también en el caso de la Revolución Cubana no existe poder intermedio y formación socio-económica intermedia. El enlace para el inicio del proceso revolucionario fue la lucha armada por la independencia nacional que se estableció y objetivamente resolvió el problema a través de su transformación en lucha por el socialismo. (...) Ni tampoco el “doble poder” en Rusia comprueba que puede existir un poder intermedio.” [1]

      4. La política de alianzas del Partido Comunista debe basarse en la evaluación correcta de los intereses y de la posición de las fuerzas sociales en la sociedad capitalista, servir la línea de separación de sectores populares de la influencia de la burguesía, su agrupación con la clase obrera con el fin de cambiar el carácter del poder, no la alternancia de partidos en el gobierno burgués. Es decir, la necesidad de formar una alianza sociopolítica en conflicto con el dominio económico de los monopolios, su poder político y sus uniones imperialistas. En esta base se refutan las presiones para la cooperación política con fuerzas burguesas y oportunistas con un programa de “saneamiento” fraudulento del sistema.

     5. El oportunismo tiene una base objetiva. Una fuente importante de estratos pequeño-burgueses comprimidos o incluso destruidos por el proceso de concentración y centralización del capital, por la expansión de los grupos monopólicos.

Pero la clase obrera tampoco es uniforme. Se compone de sectores con distintos ingresos y diferentes experiencias políticas y de clase dado que la clase obrera se expande a través de la constante expansión del trabajo asalariado en nuevos y antiguos sectores.

En particular, cabe señalar que el estrato de la aristocracia obrera, es decir el sector de la clase obrera que es comprado por el sistema capitalista, que constituye otra fuente básica del fenómeno oportunista, porque constituye el vehículo de la colaboración de clases en el movimiento obrero.

Las fuerzas oportunistas suelen reforzarse en los virajes abruptos de la lucha de clases, ya sea durante su ascenso o durante su recesión. Debido a la gran oleada de la contrarrevolución de los últimos veinte años, la presión ejercida por la ideología burguesa ha sido expresada mediante la revisión general de posiciones fundamentales de la ideología comunista y de la adaptación oportunista al sistema.

6. Lucha ideológica y política implacable contra el oportunismo, independientemente de sus disfraces, sus mutaciones y adaptaciones a las diversas fases de la lucha de clases y los cambios en la correlación de fuerzas. La experiencia negativa y positiva de cómo se evolucionó la postura contra las expresiones del oportunismo  -en algunos casos con una lucha ideológica y política intensa, en otros casos con la cooperación electoral o a largo plazo- confirma la siguiente conclusión: La cooperación con el oportunismo, es decir con la sección del movimiento comunista que ha renunciado y revisado principios fundamentales de la lucha revolucionaria y se ha adaptado a la política burguesa, en la práctica significa la cooperación con la política burguesa en el movimiento obrero; se utiliza con el fin de erosionar y mutar el Partido Comunista y por eso se apoya firmemente por la burguesía y su personal. La oposición al oportunismo tiene que ver con el conflicto en cuanto a la dirección de la organización de las masas, la dirección de la lucha popular, el contenido de las alianzas. Esto fue evidente durante todo el período anterior a partir de la experiencia del KKE en la confrontación de los llamamientos oportunistas de la “unidad de la izquierda”, la “unidad ante el problema”, la “lucha antineoliberal”, hoy en día la “unidad antimemorándum” etc.

 

La formulación de la estrategia del KKE

tras el fin de la lucha del Ejército Democrático de Grecia

 

Tras el fin de la lucha armada en el período 1946 – 1949 la dirección del KKE que ya estaba en clandestinidad elaboró la política y la estrategia del Partido evaluando las nuevas circunstancias que se habían producido en Grecia e internacionalmente y estableció como objetivo estratégico del KKE la lucha por la revolución socialista. Esta elaboración, que de hecho había empezado siete meses antes del fin de la lucha armada, significaba que el KKE abandonaría la estrategia de la revolución democrática-burguesa, que había adoptado muchos años antes de la II Guerra Mundial en base a las elaboraciones de la Internacional Comunista.

Cabe señalar que la adopción de la etapa democrática-burguesa, entre otras cosas, surgía del análisis sobre el carácter de la burguesía griega, que el KKE consideraba como una clase servil a las grandes potencias imperialistas, en primer lugar a Gran Bretaña y después de la guerra a los EE.UU. Consideraba que debido a su carácter servil obstaculizó el desarrollo de la industria pesada en Grecia y fue responsable de las condiciones miserables de vida de la clase obrera y del campesinado pobre, así como de la no confrontación de una serie de problemas que los denominaba democráticos-burgueses (mantenimiento de la institución de la monarquía etc). Consideraba que estos tenían como resultado el atraso significativo de Grecia en comparación con el nivel de los países capitalistas desarrollados de Europa Occidental. Es decir, consideraba que la burguesía en Grecia había traicionado su misión histórica y por lo tanto la clase ascendiente, la clase obrera, asumió la responsabilidad histórica de completar la transformación democrática-burguesa de la sociedad griega en alianza con el campesinado. De esta manera formaría la correlación de fuerzas necesaria para la transformación de la revolución democrática-burguesa en socialista.

Esta estrategia no sólo no fue confirmada sino que fue la causa principal de los errores graves durante la Resistencia Nacional (1941 – 1944). En base a esta estrategia se elaboró durante la II Guerra Mundial la línea política de la “unidad nacional”. Se formaron coaliciones con fuerzas burguesas que socavaban la lucha popular durante la Ocupación alemana e italiana y más tarde, mientras que en colaboración con el imperialismo británico tenían como objetivo la protección del poder burgués que se había sacudido en los últimos años cuando el Frente de Liberación Nacional (EAM) fue dominante en Grecia.

En 1944 el KKE y la formación aliada de EAM participaron en el gobierno de la llamada “Unidad Nacional” que se formó en el Oriente Medio donde se encontraba parte de los dirigentes de los partidos políticos burgueses. La participación en este gobierno resultó desastrosa para el curso del movimiento popular, ya que en los días de la liberación de los alemanes en Grecia había una situación revolucionaria. Nuestro Partido no estaba preparado para elaborar un programa que combinase la lucha por la liberación nacional con la lucha por la toma del poder obrero. Esto lo llevó a cometer errores extremadamente significativos para el resultado de la lucha. Estos incluían el acuerdo de encargar al general inglés Scobie la administración del Ejército Popular.

Poco después (a principios de diciembre de 1944) el KKE y el EAM se retiraron del gobierno, ya que este y los británicos exigían la disolución del Ejército Popular mientras mantenían fuerzas armadas burguesas.

Este gobierno, en un principio con la ayuda militar británica, derramó la sangre del pueblo de Atenas y del Pireo que lucharon heroicamente durante 33 días. Se formó entonces un frente burgués unificado que incluía en sus filas los “Batallones de Seguridad”, fuerzas armadas establecidas durante la Ocupación que como instrumentos de los alemanes y del gobierno quisling asesinaban al pueblo. Su establecimiento tuvo el apoyo secreto de los británicos así como de fuerzas políticas y económicas burguesas nacionales que se habían aliado con Gran Bretaña contra los alemanes y los italianos.

La estrategia de las etapas continuó incluso después de la guerra y sobre esta base se llevó a cabo la heroica lucha armada del Ejército Democrático de Grecia.

El cambio de la estrategia del KKE después de la guerra civil fue una decisión correcta. Su elaboración más correcta se hizo en 1953 en la 4ª Sesión Plenaria Ampliada del Comité Central del KKE que elaboró el anteproyecto de Programa del KKE y lo puso en debate público.

El anteproyecto de Programa, que determina el carácter de la revolución como socialista, fue un paso significativo en el pensamiento colectivo del Partido. Sin embargo, justificó esta estrategia en base al cambio de la correlación de fuerzas. Se menciona en el fragmento siguiente entre otros:

 8. “ (…) Junto con el factor igualmente decisivo del cambio de la correlación de fuerzas a favor de la democracia y del socialismo en los Balcanes, en Europa y a nivel mundial, después de la derrota de Hitler, del fascismo y del militarismo japonés en la II Guerra Mundial, (…) tenían como consecuencia que la etapa democrática-burguesa de la revolución en Grecia ha sudo básicamente superada de. (…)

Es precisamente en este cambio en la correlación de fuerzas a nivel local, balcánico, europeo y mundial donde hay que encontrar la explicación correcta en la aparente contradicción que mientras hoy en la estructura del país haya un retroceso, (…) en el carácter de la revolución pasamos por alto la etapa democrática-burguesa y definimos el inminente cambio social revolucionario en nuestro país como democrático popular-socialista”.

9. “(…) El poder que se establecerá será la Democracia Popular, que ejecutará las funciones de la dictadura del proletariado, será el poder popular democrático-obrero y campesino, una forma de la dictadura del proletariado”[2].

Este análisis se basó en la aplicación mecánica a las condiciones en Grecia de la posición y de la experiencia de algunos países como las antiguas colonias de la Rusia zarista que, basándose en la victoria de la revolución socialista en Rusia, lograron integrarse en la URSS o sobrepasar el poder burgués y el desarrollo capitalista, a pesar de las relaciones precapitalistas de producción extensas. Por ejemplo, tal fue el caso de Mongolia. Pero Grecia fue una sociedad capitalista formada con una base económica y una superestructura correspondientes desde principios del siglo XX.

El anteproyecto de Programa que consideraba Grecia un país colonizado, no pudo evaluar objetivamente el curso de su reconstrucción capitalista y por supuesto la estabilización del poder burgués. Interpretó todas las consecuencias de la profunda crisis en Grecia –económicas y políticas- como consecuencias de la subordinación de los EE.UU., de la abolición de la independencia nacional y de la traición nacional. No reconocía la opción consciente de la burguesía en Grecia a apoyarse en las fuerzas de represión de sus aliados extranjeros, con el fin de consolidar la correlación de fuerzas interna a su favor.  Este análisis ignoraba los factores históricos en el desarrollo desigual del capitalismo entre diferentes países. Explicaba de modo invertido la influencia del retraso relativo en la amplitud y la profundidad de la dependencia económica, política y militar de Grecia de las principales potencias imperialistas. El anteproyecto de Programa hizo caso omiso de que la ley de la desigualdad en el desarrollo capitalista tenía un impacto en la correlación entre los países capitalistas en la solución política de asuntos de política exterior entre ellos. La desigualdad capitalista se atribuyó a la llamada “traición a la patria” por la burguesía y el papel inhibitorio de las potencias extranjeras.

A pesar del hecho que el anteproyecto de Programa sobrepasaba la etapa democrática-burguesa, todavía incluía la lógica de las etapas, ya que determinaba como táctica del KKE el objetivo de la crear “un frente patriótico nacional” que uniría a “las fuerzas patrióticas del país (…) para formar un gobierno patriótico de coalición”[3].

En fin, el esfuerzo insuficiente y contradictorio de la dirección del KKE de sacar conclusiones de la lucha librada en la década de 1940 fue detenido en 1956, justo después el 20º Congreso del PCUS, cuando se produjo en nuestro partido también el viraje oportunista a la derecha cuyo rasgo básico fue el rechazo de la lucha armada del período 1946 – 1949 y la adopción de “la vía parlamentaria al socialismo”. La 6ª Sesión Plenaria Amplia del CC (1956), que fue convocada por seis Partidos Comunistas (de la Unión Soviética, de Hungría, de Polonia, de Checoslovaquia, de Rumania, de Bulgaria) procedió a la destitución de la dirigencia del KKE, en primer lugar del Secretario General del Comité Central, Nikos Zachariadis.

El 8º Congreso ratificó la política del KKE desde 1956 y además formó de nuevo la estrategia de las etapas, a la primera de las cuales llamó “Cambio Democrático Nacional” y consideraba que constituye una revolución en las fuerzas motrices de la cual se incluía también la llamada “burguesía nacional”. De hecho, iluminaba que el cambio revolucionario se provoca a pesar de que en el “régimen del Cambio Democrático Nacional” no cambia el carácter de las relaciones de producción.

En realidad, el 8º Congreso repitió las análisis anteriores del Partido sobre la existencia de una parte de la burguesía con rasgos patrióticos y otra, servil a fuerzas extranjeras. Podemos decir que la raíz de la distinción de la burguesía en “burguesía patriótica” y “servil a fuerzas extranjeras” se coloca en las elaboraciones políticas del movimiento comunista internacional desde la época de la guerra.

Esta política de alianzas, tenía que ver con la colaboración con una parte del sistema político burgués bipolar contra la llamada parte de derechas. En realidad llevó a la transformación de EDA y del KKE en fuerzas que iban a remolque del partido liberal burgués, al que EDA hacía propuestas continuamente por la formación de un “gobierno democrático”. Estas propuestas, naturalmente se rechazaban. A dicho partido (la Unión del Centro) le interesaba sólo extraer partes de sus votantes en base al dilema “¿derecha o fuerzas democráticas?”.

La política de EDA alimentaba este dilema. La decisión de EDA en las elecciones parlamentarias del 1964 de no presentar sus propios candidatos en 24 distritos electorales, con el fin de que se votasen en ellas los candidatos de la Unión del Centro, fue característica. Cuando ésta formó el gobierno, mantuvo al KKE en clandestinidad, no reconoció al EAM ni permitió la repatriación de los refugiados políticos que se habían condenado hace años como espías.

Se anota que, unos meses antes, se habían vuelto a hacer elecciones, en las que el partido liberal no obtuvo la mayoría parlamentaria, por lo tanto quiso nuevas elecciones. En aquél momento, EDA, tras votar por las declaraciones programáticas del gobierno que se formó temporalmente, en el parlamento apoyó lo siguiente:

“(...) EDA demuestra prácticamente que en el presente Parlamento hay una mayoría suficiente para la realización de la tarea gubernamental”[4]

      El apoyo parlamentario de EDA no fue aceptado, según lo declarado por el liderazgo del partido liberal.

      Por otra parte, el llamado dilema “contra la derecha” se fortaleció también por la política de alianzas en el movimiento obrero y sindical, tal como en los movimientos de los campesinos, de las capas medias de la ciudad. Así, llevó al fortalecimiento de las listas sindicales que habían asumido la tarea de representar los intereses burgueses en el movimiento sindical de formas más flexibles que las clásicos de los dirigentes sindicales amarillos. Se formó un movimiento obrero que, a pesar de las luchas duras y muchas veces heroicas de los comunistas y de los que colaboraban con ellos, no contribuyó en la formación de una forma superior de conciencia política de la clase obrera.

La orientación en el movimiento obrero y sindical tenía que tomar en cuenta que la lucha ideológica, política y económica es una lucha única e incluye reivindicaciones económicas y otras, sin embargo en el marco del movimiento obrero se completa con el esfuerzo de desarrollar una actividad en total contra la explotación capitalista, sus representantes sindicales y políticos y contribuye en la concentración y preparación de fuerzas para el poder obrero.

Del estudio del período 1949-1968 se confirma que la clase obrera, con sus aliados, el semi-proletariado, el campesinado pobre y los autónomos de las ciudades, tiene que luchar hasta la solución final del problema del poder y el establecimiento del poder obrero con el derrocamiento del poder burgués.

 

La experiencia de la creación de EDA

 

El KKE ha acumulado una experiencia importante también por la creación de EDA. El hecho que el KKE estaba en clandestinidad no justifica esta opción. Por supuesto, nuestro partido tenía que aspirar por la utilización de todo margen de la legalidad disponible, tenía que encontrar formas de expresión política en ciertas condiciones, sin que se cuestionase su autonomía.

La creación de EDA reflejaba dos problemas graves en la política del KKE. Primero, la percepción errónea que discriminaba al programa del Partido en “mínimo” y “máximo”, de la que salía la política errónea de alianzas. En segundo lugar, el impacto negativo de los problemas de la estrategia en la combinación del trabajo legal e ilegal, para que el perfil y la organización autónoma del KKE se expresasen en toda condición, tanto a nivel político como en el movimiento.

La aglutinación de fuerzas socialdemócratas también en EDA, alimentó aun más al oportunismo en las filas del KKE.

Por otro lado, las fuerzas oportunistas en el KKE y EDA en el transcurrir del tiempo intentaron transformarla en un vehículo de disolución del KKE, tal como pasó muchos años después, en 1989-1991, cuando se intentó por fuerzas correspondientes que se transformase la llamada entonces “Coalición de la Izquierda” en un partido único, algo que significaba la difusión del KKE en ello. Se trata de los mismos cuadros que hoy están en el liderazgo de SYRIZA.

Cabe señalar que los cuadros del KKE que intentaron liquidarlo a través de EDA, eran los mismos que apoyaban que el KKE no adoptó en su conjunto el espíritu de las decisiones del 20º Congreso del PCUS. Se opusieron a la estrategia de las etapas, pero de manera reformista, porque, al mismo tiempo, rechazaban las leyes de la revolución socialista.

 

El impacto de la estrategia del Movimiento Comunista Internacional

en la formulación de la política del KKE

 

En el Ensayo de Historia se estima que los problemas susodichos no tenían que ver sólo con el KKE, sino también con una serie de partidos comunistas de otros países capitalistas. Se anota que su estrategia se alejaba poco a poco de las leyes de la revolución socialista, limitando y subordinando su acción a la defensa de las libertades democráticas-burguesas y de su país en el marco del sistema imperialista.

El movimiento comunista en los países capitalistas se registró como factor de desarrollo de luchas obreras, pero no pudo jugar el papel de la vanguardia obrera real, organizar la lucha por el poder obrero. La incapacidad de elaborar una estrategia revolucionaria se había expresado a lo largo de la II Guerra Mundial y continuó también después de esta. Por ejemplo, unas posiciones básicas del posteriormente llamado “eurocomunismo”, se incluían ya en el programa del PC de Gran Bretaña desde el año 1950-1951. Un número de partidos comunistas y, de hecho, de países que eran principales potencias del imperialismo, formaron una política de frentes antifascistas también después de la guerra, en combinación con la defensa de la independencia nacional de sus países, que, tal como alegaban, se había suprimido por el imperialismo norteamericano, a causa de la subyugación de partes de las burguesías nacionales.

A pesar del hecho de que los partidos comunistas de los países capitalistas en general declaraban la necesidad del socialismo, en la formación de su política introducían objetivos gubernamentales que, por si, no servían una estrategia de acumulación y de organización de fuerzas por un conflicto total y una ruptura con el poder burgués en condiciones de crisis económica y política generalizada en su país. Partidos comunistas fuertes en Europa del oeste llegaron a la socialdemocratización en la forma del “eurocomunismo”. Fueron débiles ante la flexibilidad de la burguesía a formar alianzas de defensa de su poder y de reorganizar sus alianzas internacionales. Introdujeron como objetivo político la formación de “gobiernos democráticos antimonopolistas” bajo la forma de una reforma claramente parlamentaria o de la etapa intermedia en el proceso revolucionario. El elemento antiimperialista, antimonopolista de la lucha de los partidos comunistas, separado de la lucha por el poder obrero, objetivamente obtuvo un carácter utópico. Incluso el objetivo de la socialización de los medios de producción en sectores caracterizados como estratégicos, no se conectaba con el objetivo del derrocamiento del poder del capital. Los Partidos Comunistas formaron alianzas que fortalecían las posiciones de la socialdemocracia dentro de la clase obrera, algo que conllevó que el movimiento obrero se incorporase en opciones burguesas de importancia estratégica y se desmasificase.

La experiencia histórica mostró lo utópico de la percepción que veía la transición al socialismo a través de la llamada ampliación de la democracia burguesa. Los resultados electorales altos de ciertos partidos, como en Francia y en Italia, no confirmaron las expectaciones por un paso parlamentario al socialismo. Al contrario, alimentaron desviaciones oportunistas que al final erosionaron al movimiento comunista. A lo largo del tiempo, varios Partidos Comunistas siguieron el camino de la colaboración de clases incluso en el marco del movimiento sindical.

Consideramos que la participación de fuerzas comunistas en los gobiernos de Pronti, D´ Alema, Jospin y otras, fueron el desarrollo natural del recorrido anterior de los partidos comunistas. Se comprobó que eran gobiernos de gestión del capitalismo. Los gobiernos de Jospin y D´Alema participaron al bombardeo de Yugoslavia, aceptando los pretextos imperialistas de la purificación nacional en este país. Todos apoyaron la implementación de las medidas antiobreras y golpearon al movimiento sindical y obrero en sus países.

Uno puede estimar que la situación actual negativa del movimiento obrero en países de la UE, en una fase de agudización de las contradicciones interimperialistas y de la crisis económica capitalista es el resultado de este recorrido.

La participación de partidos comunistas en gobiernos burgueses afirmó el carácter correcto de la posición del KKE en las elecciones del 6 de mayo y del 17 de junio de 2012, de rechazar su participación al llamado “gobierno de izquierdas”. Lo contrario significaría que el KKE abandonaría su estrategia por el socialismo y que se introdujese en otra percepción estratégica de gestión del sistema y de la crisis económica capitalista a costas de la clase obrera y de las capas populares pobres. La táctica debe servir a la estrategia y no minarla.

Un error grave fue también la distinción de la socialdemocracia en socialdemocracia de izquierdas y de derechas o la separación de la base partidaria del liderazgo de la socialdemocracia que su papel contrarrevolucionario se había declarado claramente, tanto en la I Guerra Mundial como en su posición ante las revoluciones proletarias en Alemania y otros países. El desarrollo histórico demostró que una gran parte de la base popular de los demás partidos se gana por la agudización de la lucha de clases y con un frente ideológico fuerte contra la política burguesa y el oportunismo.

 

El estudio correcto del desarrollo capitalista

en cada país es un asunto crucial

 

El KKE no formó parte del llamado “eurocomunismo”. Encontró la fuerza de separarse de éste y abrir un frente duradero contra éste en la base de la defensa de principios generales del marxismo-leninismo. Además, el KKE se opuso a la asociación de Grecia a la Comunidad Económica Europea, una posición que mantuvo en cuanto a la adhesión de Grecia en la Comunidad Económica Europea y, después, respecto a la Unión Europea. Cabe señalar que la oposición a la asociación de Grecia a la Comunidad Económica Europea se había declarado también por EDA, que caracterizaba a la Comunidad Económica Europea como “cubil de leones”. La UE es una alianza del capital; no se reforma en dirección pro-popular ni es posible que se transforme en “Europa de los pueblos”. Eso se confirma por los acontecimientos actuales en la UE.

El KKE persiste en esta línea evaluando que no puede haber política a favor del pueblo dentro de la Unión Europea. Se requiere la retirada de esta, junto con la lucha en cada país por el derrocamiento del poder de los monopolios, su socialización y la cancelación unilateral de la deuda por el poder obrero y popular. En condiciones de crisis económica capitalista en particular hay dos caminos: O bien la crisis la paga la clase obrera y los sectores populares pobres o bien los grandes grupos empresariales. El segundo se conecta directamente con la formación de una gran alianza sociopolítica que derrocará el poder burgués. No existe camino intermedio. La crisis en la zona euro no es una crisis de deuda, ni es producto de la llamada gestión neoliberal. Es una crisis de sobreacumulación de capital. Los partidos conservadores, los socialdemócratas y los de izquierda están trabajando para una salida de la crisis a favor del capital.

Los análisis del KKE sobre el capitalismo griego en las décadas de 1950 y 1960 no mantuvo el paso con el curso de la economía capitalista, que entonces tuvo un desarrollo significativo.

El 8º Congreso del KKE (1961) caracterizó Grecia como “...un apéndice agrícola de los grandes países imperialistas del Occidente (...) un país capitalista subdesarrollado, básicamente rural, con un nivel relativo de desarrollo industrial, con ciertos restos semi-feudales (…).La revolución inminente en Grecia será por consiguiente antiimperialista-democrática”[5].

En este sentido determinó como táctica del partido la cooperación de las “fuerzas democráticas”, con el fin de crear las condiciones previas para lograr este objetivo.

El desarrollo capitalista en Grecia refutó la opinión de que las potencias extranjeras eran un obstáculo, así como la opinión de que la burguesía no estaba interesada en el desarrollo de las fuerzas de producción. El desarrollo capitalista en Grecia fue principalmente impulsado por la acumulación interna del capital. Se basó en la nueva orientación estatal y la correspondiente configuración de la estructura estatal para el apoyo de la industria. La afluencia de capital extranjero no tuvo algún incremento en particular, salvo a finales de 1940 y principios de 1950 (el Plan Marshall, la Doctrina Truman). Pero, la mayoría de estos fondos fueron dirigidos al fortalecimiento de la represión estatal contra el Ejército Democrático de Grecia y en general la protección del Estado burgués.

El desarrollo capitalista resultó a la mejora relativa de los ingresos de los trabajadores y de su nivel de vida, a lo que fue incuestionable la contribución de las luchas populares. Por supuesto, ello se debió a la fase del desarrollo capitalista cuando el capital fue capaz de ofrecer beneficios para asimilar al pueblo lo cual fue expresado además mediante la creación del llamado “Estado de bienestar” en contraste con la fase actual en que tal márgenes ya no existen, y no sólo debido a la crisis económica capitalista.

Al mismo tiempo, en aquel período se expandió la capa de los trabajadores del sector público. Amplios sectores de la población rural se dirigieron hacia los centros urbanos, mientras que otros emigraron a países capitalistas más desarrollados. Nuevas capas pequeñoburguesas se formaron. En esta base material se fortalecieron en el Partido el reformismo y el oportunismo.

Especialmente en condiciones de una crisis económica capitalista como la actual, las capas pequeñoburguesas que se han levantado para mantener su posición económica, aunque se resienten y se oponen a la política gubernamental, buscan de modo utópico el retorno a una situación anterior que permitiría su supervivencia en mayor medida. Políticamente apoyan la consolidación de un capitalismo monopolista “controlado” por un gobierno que exprese en mayor medida los intereses de los pequeños propietarios de los medios de producción y de acumulación limitada en relación con los intereses de los grandes propietarios, los monopolios. De esta manera se convierten en vehículos de una ideología y práctica política que de modo utópico trata de mitigar la competencia monopolista o hacer retroceder la marea hacia atrás, a la fase premonopolista. Estas capas, acercándose a la clase obrera o incluso integrándose en ella después de su destrucción, se convierten en vehículos de presión para el ajuste del movimiento obrero a las posiciones de “humanización” del capitalismo.

 

Conclusiones generales útiles para el presente

 

La presión oportunista no es un fenómeno que tiene que ver solamente con la postura concreta de personas que no soportan la intensidad de la lucha de clases. Es una corriente ideológica y política, un producto de la época histórica del capitalismo contemporáneo, del imperialismo. Su base material está en la capacidad de los monopolios de comprar sectores de la clase obrera a través de diversos mecanismos de asimilación y soborno, en la ampliación de la clase obrera con sectores que tienen orígenes pequeñoburgueses. Por eso la lucha contra el oportunismo, como decía Lenin, es un elemento inherente de la lucha contra el capitalismo en su fase de desarrollo imperialista, puesto que, independientemente de las intenciones de sus expresiones, funciona como un obstáculo a la emancipación política de la clase obrera de la política burguesa y se opone a la independencia ideológica y política del movimiento obrero.

La lucha contra el oportunismo no depende de si constituye o no una entidad política independiente, o de su influencia parlamentaria o sindical. No es una tarea separada, secundaria o parcial de la tarea de la lucha contra la política burguesa en todas sus variaciones y versiones. Sobre todo en períodos como la que transcurrimos, con un descontento y protesta popular creciente, existe el peligro de que el pueblo se atrape en escenarios alternativos de gestión burguesa. El esfuerzo para radicalizar y liberar a las masas obreras y populares de la política burguesa requiere la lucha abierta contra el oportunismo.

Por supuesto, la experiencia histórica ha demostrado que el nacimiento y el desarrollo del oportunismo dentro del Partido Comunista no es una obra de un solo acto. Los factores del fortalecimiento potencial del oportunismo son las debilidades teóricas, los errores en las elaboraciones estratégicas que no han sido detectados ni corregidos, así como las posiciones contradictorias de los liderazgos que se ha comprobado que no están impulsados por una voluntad de adaptación, de compromiso y sumisión a la burguesía, sino al contrario condujeron incluso a la confrontación armada contra el enemigo de clase.

La historia ha demostrado que si el oportunismo no se confronta a tiempo, puede llevar a la degeneración del partido, a su mutación socialdemócrata, a la pérdida de su continuidad histórica. Esto es lo que ha sucedido a partidos comunistas de la Europa occidental por ejemplo en Francia, Italia etc. Al contrario, el conflicto con el oportunismo ha asegurado la continuidad del carácter comunista del Partido. Por ejemplo, el conflicto que se manifestó en la XII Sesión Plenaria del CC del KKE en 1968 condujo a la retirada del grupo revisionista que en esencia buscaba la transformación del Partido en una formación “eurocomunista”. Aseguró el reagrupamiento organizativo del Partido y condujo a la creación de la KNE. Sin embargo, no ha logrado tratar o comenzar a tratar la cuestión principal, que fue la cuestión de la estrategia del Partido, lo cual tuvo un impacto al desarrollo posterior del oportunismo en sus filas.

Por otra parte, la crisis en el Partido en el período 1990-1991, que se produjo en condiciones de la grave derrota del movimiento comunista internacional y el curso de su reagrupamiento después de la escisión, impuso al Partido a examinar su trayectoria de modo más autocrítico, a estudiar asuntos como la posición del capitalismo griego en el sistema imperialista internacional y su relación con el carácter de la revolución y del poder, las causas que dieron lugar a los acontecimientos contrarrevolucionarios de 1989-1991 en la URSS y en los demás estados socialistas de Europa, a sacar conclusiones más profundas expresadas en su percepción programática.



[1] Ensayo de la Historia del KKE, 1949 – 1968, Segundo Volumen, segunda edición, pp 21–22, ed. Sinchroni Epochi, Atenas, 2011.

[2] Ensayo de la Historia del KKE, 1949 – 1968, Segundo Volumen, segunda edición, pp 316 – 317, ed. Sinchroni Epochi, Atenas, 2011.

[3] Ensayo de la Historia del KKE, 1949 – 1968, Segundo Volumen, segunda edición, pp 318, ed. Sinchroni Epochi, Atenas, 2011.

 

[4] Ensayo de la Historia del KKE 1949-1968, Segundo Volumen, segunda edición, p 470, ed. Sinchroni Epochi, Atenas, 2011.

 

[5] Ensayo de la Historia del KKE, 1949 – 1968, Segundo Volumen, segunda edición, p. 446, ed. Sinchroni Epochi, Atenas, 2011.