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La lucha de clases no se mancha. Es y seguirá siendo el “motor” del desarrollo social
Las grandes huelgas y las masivas manifestaciones obreras -populares que sacudieron Kazajistán a principios del año demostraron que, incluso en condiciones de contrarrevolución, de persecuciones duras, de leyes políticas y sindicales draconianas, de prohibición de 600 sindicatos y Partidos y organizaciones comunistas, las contradicciones sociales trascienden los desarrollos y pueden estallar cuando se formen las condiciones necesarias, pueden volverse intensas y transformarse en conflicto social entre la clase obrera y la burguesía, confirmando que "lo que no acaece en un año sucede en un rato". La lucha de clases, como motor del desarrollo social tiene base objetiva y expresa el conflicto inapaciguable entre los explotadores y los explotados. Esto fue experimentado en Kazajistán, situado en una zona de gran importancia estratégica, con papel importante en la economía global, acceso al mar Caspio, fuente de enormes reservas de hidrocarburos, productor el 70% del PIB de los estados de Asia Central, posesor de fuentes de riqueza importantes, gas natural, petróleo, uranio, oro etc.
Los monopolios de Kazajistán explotan a la clase obrera junto con los monopolios estadounidenses de "Chevron" y "ExxonMobil", los europeos de "Eni", "Shell", "Total", la Empresa Nacional de Petroleo de China (CNPC por sus siglas en inglés) y otras grandes empresas rusas, holandesas, belgas, francesas que han investido miles de millones de dólares en el país.
La burguesía de Kazajistán sigue la así llamada "política multidimensional". Da prioridad a las relaciones con Rusia y mantiene relaciones fuertes con China, EE.UU. y otros estados capitalistas fuertes, para asegurar de la forma más eficaz sus propios intereses, mejorar su posición en la zona.
Participa en la Organización de Cooperación de Shanghái, en en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, forma parte de la "Nueva Ruta de Seda" que promueve China. Al mismo tiempo participa en la así llamada "Cooperativa por la Paz" de la OTAN, en ejercicios de la OTAN, tiene colaboración fortalecida y Relación entre Socios con los Estados Unidos, que, además, mantienen en la zona laboratorios de guerra biológica, así como con la UE, a la cual dirige la mayor parte de su riqueza energética, forma parte de la "Organización de Estados Turcos", promovido por Turquía de la OTAN, etc.
El interés de los EE.UU., de Rusia, de China, de fuertes estados- miembros de la UE, de Turquía etc es intenso, los antagonismos interimperialistas y las contradicciones interburguesas están dadas, pero esto no oculta la importancia de las movilizaciones populares, de la lucha de clases, no puede subestimar su importancia. Todo lo contrario, este hecho resalta aún más la importancia de las luchas desarrolladas bajo estas duras condiciones.
Las movilizaciones populares se desarrollaron en un cierto terreno
En Kazajistán, así como en todos los estados de la ex Unión Soviética, las marcas del derrocamiento del socialismo y de la restitución del capitalismo son inborrables, con consecuencias duras contra la clase obrera, las capas populares. El poder del capital y la propiedad capitalista en los medios de producción, el desarrollo con solo criterio las ganancias y la política antipopular implementada por los gobiernos de Nazarbayev, tras la contrarrevolución, empeoraron el nivel de vida año tras año. Amplias masas populares se encontraron en condiciones de pobreza y desempleo, los servicios sociales se degradaron, el grado de explotación alcanzó niveles altos, los capitalistas locales y extranjeros que entraron dinámicamente en ramas de importancia estratégica aumentaron su riqueza.
La clase obrera reaccionó y, en 2011, en Kazajistán del oeste, en la ciudad de Zanaozen, en la industria minera se organizaron huelgas que duraron meses enteros, afrontaron una represión brutal, contaron con muertos y heridos, gran número de detenidos. El estado burgués prohibió el Partido Comunista y centenas de sindicatos.
Esta lucha fue un legado para la clase obrera e impactó el periodo siguiente. Con la entrega del control por Nazarbayev a su selecto nuevo Presidente Tokaev y la aleación en la gobernación burguesa en 2019, la política antipopular continuó, la polarización entre la riqueza y la pobreza se multiplicó, se agudizó aún más la contradicción entre capital y trabajo.
Los dos años anteriores hubieron nuevas huelgas promovidas por sindicatos o comités de huelga no oficialmente reconocidos por las autoridades oficiales, mientras la hiperduplicación del precio del gas natural, anunciado a principios del año, que objetivamente conllevaría una carestía general en alimentos, mercancías de amplio consumo popular, fuela chispa que encendió el fuego de las grandes luchas obreras-populares, de la insurrección que experimentamos a principios de enero.
Las manifestaciones empezaron en Kazajistán del oeste, en la región de Magistau, en Aktau y Zanaozen a iniciativa de los obreros en la industria petrolera que protagonizó en la lucha. Aparecieron formas de autoorganización, se constituyeron consejos de trabajadores. Este ejemplo dirigió y dio inicio a la generalización de las movilizaciones que se expandieron a zonas críticas y atravesaron el país.
Estas luchas tienen rasgos cualitativos importnates
El proletariado industrial tuvo el papel protagonista, paralizó la industria minera, metalúrgica, grandes partes de las minas de carbón, el corazón de la economía. Los obreros de la industria petrolera de la empresa "Tengiz chevr oil" en el mar Caspio, controlada por el capital estadounidense, entraron en la lucha. Se movilizó gente desempleada, capas populares muy pobres, chocaron con la policía. Se organizaron protestas masivas en grandes ciudades, en centros periféricos del Norte y en Kazajistán del este, hubieron ocupaciones de edificios.
La táctica del régimen burgués
Los llamamientos a la «paz social» se combinaron inicialmente con el intento de aliviar la situación, con promesas de reducir el precio del gas natural. El Presidente Tokayev despidió al primer ministro y al gobierno, destituyó al Nazarbayev del cargo del presidente del Consejo de Seguridad, pero los obreros rebeldes insistieron, continuaron las movilizaciones con mayor intensidad, con la huelga como su arma básica. El intento de inculpar las formas de lucha no tuvo éxito. La clase obrera no va a arrodillarse ante la legalidad burguesa; está siguiendo la forma que hace la lucha más eficaz.
Este hecho tiene gran importancia porque, a pesar de las dificultades al desarrollo de la lucha obrera-popular, los obreros tuvieron los reflejos de defender la independencia de la lucha, rechazaron la implicación en las contradicciones interburguesas, entre la camarilla presidencial actual y anterior, que se han intensificado en el proceso. Las movilizaciones ni tampoco fueron atrapadas en los objetivos del banquero Ablyazov, que maquinaba intervenciones desde el exterior, como representante de sectores de la burguesía que tiene lazos con los EE.UU.
El Estado burgués se encontró en una situación bastante difícil, declaró al país en estado de emergencia, utilizó feroz represión, cometió decenas de asesinatos, e incluso utilizó grupos de provocadores en sus planes. Con el pretexto de un ataque de «terroristas», convocó a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), liderada por Rusia, para enviar unidades militares especiales al lado del gobierno burgués que mataba a la clase obrera, al pueblo luchador.
Una vez más, se ha demostrado que las burguesías en coalición y las alianzas imperialistas formadas por los Estados capitalistas no dudan a acudir en ayuda para salvaguardar al poder burgués y consolidar su posición frente a sus competidores.
Estos hechos son concluyentes y exponen a todos aquellos que, con su posición, incluyendo algunos PP.CC., se dirigieron contra la lucha popular, la inculparon, aceptaron las alegaciones del gobierno burgués y apoyaron la intervención imperialista de Rusia, dieron pretextos para intervenciones euroatlánticas, al servicio de las burguesías.
Existe la experiencia de las llamadas «revoluciones de colores», con la intervención de los EE.UU. y la UE, como en el caso de Ucrania, con la participación de grupos provocadores, que intervienen activamente en tales casos, pero estos hechos no implican la difamación de las luchas populares, al contrario, hace necesario su apoyo, como expresión más decisiva de la solidaridad internacionalista.
La lucha de clases no se lleva a cabo en una forma "clara", está involucrada dentro de la compleja red de las contradicciones interburguesas y los antagonismos imperialistas. Los comunistas deben distinguir los nuevos elementos que existen en cada momento y posicionarse con criterio de clase; expresar su apoyo a la lucha obrera-popular; estudiar la orientación de esta lucha; rechazar posiciones que llevan al atrapamiento al lado de uno u otro sector de la burguesía, de uno u otro centro imperialista. Esto es de particular importancia en el caso de los eventos en Kazajistán.
Los miembros, las fuerzas que se agrupan en el Movimiento Socialista de Kazajistán, en las condiciones de clandestinidad, en un ambiente de correlación de fuerzas muy negativa, se involucraron en la lucha, intentaron a intervenir en los desarrollos, más especialmente en la región de Zhanaozén. La indignación y la ira se convirtieron en acción organizada. Las demandas sobre el aumento de los salarios y las pensiones, la contención de los precios, la oposición al aumento de la edad de jubilación y a las privatizaciones, la demanda para la dimisión del gobierno, la reivindicación de derechos y libertades políticos, entre otros, jugaron un papel decisivo a la agrupación y la movilización de fuerzas laborales.
Los eventos en Kazajistán plantean asuntos muy importantes
El llamamiento del régimen burgués a su aliado, la Rusia capitalista, para apoyo militar, enfocaba a la acción del «enemigo interno», el pueblo luchador y expresó el miedo ante la escalada de la lucha de clases y la formación de las condiciones de situación revolucionaria. La burguesía defendió su dominación y tomó sus medidas para mantener el control, para evitar la «formación de brechas, dentro de las cuales el descontento y la perturbación de las clases oprimidas pudieran infiltrar».
Los problemas destacados, igual que en otros casos en los últimos años, cuando fuerzas populares aparecieron en el primer plano de manera masiva, son: el nivel del factor subjetivo, la situación del movimiento revolucionario, del movimiento obrero, ya que no tenían la fuerza y la orientación de adaptar los objetivos de lucha y la escalada de la lucha, para orientarla en dirección de ruptura total con el poder burgués.
Consecuentemente, la conclusión clave tiene que ver con la necesidad de la existencia de un Partido Comunista fuerte, con estrategia revolucionaria y lazos fuertes con la clase obrera para intervenir en la confrontación de clases; formar y utilizar la postura militante contra el poder burgués; utilizar las brechas creadas por las contradicciones interburguesas; resguardar la lucha de la intervención de fuerzas burguesas y reformistas, de mecanismos de provocación locales o extranjeros; preparar diariamente a la clase obrera para el derrocamiento del sistema de explotación, en condiciones de situación revolucionaria. Esto es el fastidio de los capitalistas y sus representantes políticos.
Los desarrollos en Kazajistán son una fuente para sacar experiencia y enseñanzas, aportan elementos nuevos en la lucha de clases, en el conflicto de la clase obrera contra la burguesía, así como en la confrontación que se desarrolla en el movimiento comunista. Surgió la necesidad del reagrupamiento revolucionario de este último. El KKE continuará a contribuir con todas sus fuerzas en este intento.
De Giorgos Marinos
Miembro del PB de la CC del KKE
Publicado en le diario Rizospastis el 22/1/2022