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Hipocresía y desorientación

En estas condiciones complejas y difíciles con respecto a los acontecimientos en el río Evros y las islas, es crucial que nuestro pueblo se dé cuenta de quién es el verdadero culpable, quién es su adversario.  Seguro que no lo son los miles de desarraigados y oprimidos que se utilizan en las diversas negociaciones y en los antagonismos imperialistas entre Turquía y la Unión Europea.

No se trata meramente de una "declaración" humanitaria; es una posición que corresponde a la realidad objetiva. Contradice la lógica que deja intacto al verdadero culpable, a quien debe apuntar la oposición popular.

Los que se oponen realmente a la situación peligrosa en Evros y en las islas, no puede querer que su país contribuya al aumento de los refugiados y desarraigados. Es cierto que las intervenciones y las guerras organizadas por EE.UU, la OTAN, la UE y otras potencias imperialistas en varias regiones del planeta son responsables por las olas de refugiados. Pero además Grecia, como miembro de todas estas organizaciones imperialistas, participa de manera activa, y próximamente aún más activa, después del nuevo acuerdo entre Grecia y EE.UU, apoyando estas intervenciones. Ofrece infraestructura, bases militares, personal militar -¿os acordáis de los misiles "Patriot" enviados a Arabia Saudita?- para que se lleven a cabo los planes imperialistas.  A cambio logrará la llamada mejora de su posición geoestratégica.

Los que se oponen realmente a todo esto no deben perder de vista la hipocresía del gobierno de la ND.

Por una parte el gobierno griego habla del intento de Turquía de "invadir" en el río Evros, dando un tono de guerra a las operaciones, y por otra parte se alinea con los planes de EE.UU y de la OTAN que quieren que Turquía esté en el campo de la OTAN, y mantiene sus canales abiertos para acuerdos en el Egeo y en el Mediterráneo Este, según dictan los intereses de EE.UU y de la OTAN y diversos planes empresariales. Llama a Frontex y a la OTAN a vigilar las fronteras, es decir pone el lobo a proteger las ovejas.

Por una parte fomenta discursos fascistas, con ocasión de los acontecimientos en el río Evro, y por otra parte se niega a condenar la intervención turca en Siria, es decir, el ataque a la soberanía y las fronteras de otro país, lo cual crea un antecedente peligroso respecto a los cambios de fronteras en la región más amplia.

Por una parte malgasta sus fuerzas contra los oprimidos y por otra parte apoya la continuación de la política del doble atrapamiento debido al acuerdo entre la UE y Turquía que convierte a las islas griegas en cárceles-calabozos de la UE. Al mismo tiempo, apoya el objetivo de actualización de esta política mediante un nuevo acuerdo entre la UE y Turquía, mientras que Alemania expresa abiertamente su apoyo a los planes turcos para la creación de una zona de ocupación en el norte de Siria.

No puede perdonar a los pecados de la política de SYRIZA.

SYRIZA con una mano consiente a la política del gobierno y con la otra habla del peligro del racismo y de la ultraderecha, sin cuestionar en absoluto la política de la UE en la cuestión de los refugiados, la participación del país en los planes imperialistas, los cuales había servido fielmente cuando gobernaba.  Pero ¿no es éste el terreno en que se desarrolla el racismo, el nacionalismo y la xenofobia? ¿No es ésta la política que los alimenta y les da espacio para crecer?

Ante estos acontecimientos, el pueblo debe tener los ojos y los oídos abiertos. No debe dejarse arrastrar por la hipocresía y la desorientación del gobierno de la ND y de SYRIZA. No debe admitir los juegos a sus expensas y a expensas de los refugiados e inmigrantes.

La salida para el pueblo está en la lucha contra los planes de EE.UU y de la OTAN y contra la implicación griega. Está en la lucha por la abolición del acuerdo entre la UE y Turquía y el Convenio de Dublín. Está en la reclamación de demandas para la evacuación de los refugiados y de procedimientos fáciles para su transporte rápido a los países de destino. Está en el fortalecimiento de la solidaridad con los desarraigados y la lucha común con los demás pueblos de la región, contra el sistema que genera la guerra, la explotación, la pobreza y las olas de refugiados.